Artistic Revolution is Always Better

martes, 20 de septiembre de 2011

Black and White photo project


Ésta vez no presento un escrito, sino el último de mis trabajos fotográficos. La resolución no es la mejor, debido a que subir el video en HD era demasiado pesado. Pero pueden ver la versión corta aquí: http://www.flickr.com/photos/aufdermaur/6165757336/in/photostream  (o dandole click a la foto de la derecha abajo de "Mi principio. Mis imágenes". 
Espero lo disfruten :)

lunes, 13 de junio de 2011

Una vez más

"Azul marino:  Distancia. También la ternura puede ser de este color."
-Frida Kahlo

Y pareciera que estuvieras. Una vez más. Aquí.
Tu ausencia revoloteando dentro de mí, cual papalote perdido arrollado por el viento. Viento brusco que se lo lleva golpeando contra las paredes del cielo que son mis entrañas, dejando rastro solamente en el suspiro que a veces no logro reprimir. 
Estruendosos truenos que forman tormentas se crean en este cielo también. Las sequías evitan las lluvias de las cuales, una vez más, no estoy prevenida y a veces me mojan. Pero el agua también fertiliza la tierra. Y el calor es tan fuerte que se siente como si todo hubiera sido fugaz y, antes de lograr analizarlo, parece desvanecerse de nuevo. Entonces me engrapo la boca y amarro las manos para que, de nuevo, sean sólo mis ojos los que hablen. 
Y me doy cuenta que no estás aquí. 
Una vez más. 
Y pareciera que estuvieras aquí. 

martes, 15 de marzo de 2011

La historia de una semilla azul y una maceta roja

Lo que tenía en la mano era una semilla redonda y azul. La misma que enterró en una maceta roja que tenía en el balcón. Nadie sabía realmente qué era lo que iba a nacer de ella, pero él tenía la esperanza de que se pareciera a sus sueños. 
 La primavera llegó y una punta roja comenzó a asomarse. Él se acordó de las letras rojas de las portadas de los cómics que leía cuando era pequeño.
La primavera avanzó y lo que asomaba de la maceta era un cono azul con punta roja. Él se acordó de los aviones que tanto le gustaban cuando era niño.  
Un día en primavera se asomó al balcón y de la maceta asomaba un cono azul con punta y alas rojas. Él se acordó de los deseos que pedía a las estrellas fugaces. 
Terminaba la primavera cuando de la semilla había nacido un cohete; de esos que salían en los cómics que leía cuando era pequeño; de esos que se parecían a los aviones que le gustaban cuando era niño; de esos que viajaban junto las estrellas fugaces a las que antes les había pedido deseos. 
El primer día de verano montó su cohete.
Él se acordó de sus sueños. 

miércoles, 19 de enero de 2011

Sobre la perversidad y la villanía de los hombres y las mujeres





Leer mientras se escucha: http://tinysong.com/gib8

Mi boca sucia de palabras sangraba de tan filosas cosas que salían de ella mientras tú dibujabas música en el húmedo aire, o vaho, que salía de nuestras bocas. Y después yo, junto a esa ventana cómplice, una vez más, de aquellas noches de insomnio me desangraba sin poder distinguir si era dulzura o dolor  lo que sentía, quizá porque el dolor era dulce. 
Pensando que talvez con los ojos cerrados el tiempo correría diferente, intentaba clavarme y desclavarme la primera aguja del olvido peleándose con la del recuerdo. Hasta el momento todo había sido moderadamente amargo y difícil. Vagar dentro de un barrio de palabras y lagrimas siempre le hace a uno pensar en las manos que están manejando la baraja dentro de la cual nos encontramos. Esa baraja donde yo soy corazón y tú eres espada. O viceversa. Pero no las manos que los mezclan y los arman. 
En esta corte de los vicios llamado el mundo perdimos la libertad en el momento de callarnos lo que sentimos, como si no hubiera suficiente de inventado en nuestras invenciones. 
"El vino impide que los sentidos se extravíen" O quizá porque los extravía, uno siempre recuerda que el otro no termina en absoluto a la altura del estómago, y atrayéndose y rechazándose uno no ama pero hace el amor. Y embriagados de noche, perdidos en el delirio nocturno, ambos pensamos que el deseo cesaría porque no nos amamos. Puesto que no amamos, el deseo cesaría porque un puente no se sostiene de un sólo lado. 
Pero después, ambos sangrando, porque las palabras ya no eran lo único filoso, se crea un refugio donde se encierra un "Del sí al no, ¿cuántos quizá hay?".